LAS 15 MUGROSAS DEL PMRC
1.“Eat Me Alive” — Judas Priest, (X)
2. “Bastard” — Motörhead, (V)
3. “Darling Nikki” — Prince, (X)
4. “Sugar Walls” — Sheena Easton, (X)
5. “(Animal) Fucking Like a Beast” — W.A.S.P, (X)
6. “Into the Cover” — Mercyful Fate, (O)
7. “Strap On Robby Baby” — Vanity, (X)
8. “High ‘n’ Dry” — Def Leppard (D/A)
9. “We’re Not Gonna Take It” — Twisted Sister
10. “Dress you Up” — Madonna, (X)
11. “She Bop” — Cyndi Lauper, (X)
12. “Let Me Put My Love Into You” — ACDC, (X)
13. “Thrashed” — Black Sabbath, (D/A)
14. “In My House” — Mary Jane Girls, (X)
15. “Possessed” — Venom, (O)
Desde el punto de vista de los padres, es comprensible la preocupación que surge al querer saber qué películas ven sus hijos, qué libros leen o como en este caso, qué música escuchan. Pero este derecho a monitorear o “vigilar” es algo que solo debería competer a los padres de familia y no precisamente a las instituciones del gobierno, porque ellas deberían de ocuparse de cosas más relevantes como la educación, la salud, la economía y no la censura. Por eso si quieres saber en qué andan tus hijos, simple, tan solo habla con ellos y dedícales más tiempo. Por otra parte, la casa de brujas contra la comunidad rockera y heavy llegó a su cúspide el 19 de septiembre del ‘85, durante las audiencias conocidas como Rock Porn Hearings (Las escuchas de Porno Rock) los rockeros John Denver, Frank Zappa y Dee Snider, fueron citados para comparecer ante el congreso de Estados Unidos. Y aunque las intervenciones de los músicos fueron sólidas, llenas de buenos argumentos contra la censura del gobierno, poco importó, porque a partir de allí la RIAA cedió más terreno al PMRC al permitir que las portadas de los álbumes trajeran una etiqueta de “Parental Advisory Explicit Content” (Advertencia parental contenido explícito) que lo único que hizo en realidad, fue disparar las ventas de los álbumes que traían dicha advertencia. La censura del PMRC con su inútil etiqueta fue tan arbitraria que un año más tarde, ni el disco instrumental de Frank Zappa — Jazz From Hell (1986) se salvó de llevar esta marca, aún cuando no traía letras impresas, solo música. Esto confirma que bajo ninguna circunstancia se debe permitir que el gobierno inmiscuya sus narices en nuestros gustos personales. ¡Imposible!
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