Tercera entrega de esta infame saga ahora a cargo de un nuevo director “Masayuki Kuzumi” como ya había citado anteriormente es en este capitulo en donde la serie se suaviza un poco, ya que la mecánica con las que se habían filmado los dos primeros capítulos prescindían del realismo snuff, y la ultra violencia en contra del sexo femenino, esta vez el guión exploraba tópicos mas cotidianos como por ejemplo la rutina y el estrés del trabajo de oficina. La historia comienza con nuestro personaje principal que curiosamente responde al nombre de Hideshi, un joven programador cuyo trabajo en una compañía de computadores en la que siempre había soñado ingresar se encuentra aturdido por la aburrida monotonía de su quehacer diario. Ahora su desempeño es deplorable lo que rápidamente le pone en serios problemas con su gritón jefe. Tras este altercado Hideshi retorna a su casa y ahora han pasado ya 4 días sin salir de ella, ni ir a trabajar, solo en casa y con el tedio abofeteándole en su cara. Hideshi parece estar volviéndose loco. La idea del suicidio le ronda por su cabeza y decide empezar por cortarse las venas con un profundo corte. El dolor es insoportable y la sangre profusamente se derrama ante sus ojos; pero es acá donde el titulo del capitulo cobra sentido “He Never Dies” o “El Nunca Muere” repentinamente el dolor y la sangre desaparecen. Atónito y con más incertidumbre aún, decide con un solo golpe cortarse la mano que vuela por los aires, esta escena es bastante risible pues Hideshi reacciona ante esto como si se le hubiera en realidad caído los pantalones y no su propia mano; Ahora su desespero hierve como un caldero, y sus pericias tratando de conquistar la muerte van desde un intento de ahorcamiento hasta un corte profundo de garganta. Pero lo único que obtendrá con esto será mutilar y acabar mas con su cuerpo. Pronto terminara disfrutando de su inexplicable inmortalidad, atormentando a sus compañeros de oficina de deciden visitarlo en su casa tras tantos días de ausencia en su trabajo.
Al ver este capitulo me sentí un poco defraudado pues ya me estaba malacostumbrando al realismo salvaje de sus antecesores. Primero que todo se debe a la forma en como están planteadas las escenas fuertes por que no se si reírme o estremecerme, y segundo a la relación casi intima que adquiría uno como televidente con el victimario y su victima. En este capitulo la victima es su propio verdugo y como si fuera poco no muere, no siente dolor. Todo termina convirtiéndose en una especie de comedia gore de la auto mutilación. Pero eso si! hay salpicaduras de sangre por todas partes, tripas e intestinos, brazos etc. El gore esta siempre presente solo que esta vez contiene una fuerte dosis de fantasía y comedia.
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