viernes, 5 de diciembre de 2025

SUCK– Time to Suck (Parlophone, 1971)


Antes de que el heavy metal tuviera nombre, en Sudáfrica ya rugía SUCK, una banda tan efímera como polémica. Conformados en Johannesburgo alrededor de 1970, en una época que podría decirse: políticamente difícil. Suck,  al igual que sus coterráneos Freedom’s Children, The Third Eye, Hawk, entre unas pocas más, formaron parte de la no tan conocida escena "The Big Heavies"; calificativo usado para encasillar a bandas de hard rock y proto-heavy metal sudafricanas que, pese a la censura del apartheid y el aislamiento cultural, mantuvieron vivo el espíritu de Led Zeppelin, Deep Purple y Black Sabbath, dentro de ciudades de Sudáfrica como Johannesburgo y Ciudad del Cabo.

Suck - War Pigs

Cuenta la leyenda que la banda grabó su único álbum: Time to Suck (1970), en tan solo seis horas y su repertorio se compuso casi enteramente de covers violentados de Grand Funk Railroad, King Crimson, Free, Donovan e insólitamente Black Sabbath con su versión de War Pigs, siendo posiblemente la primera banda en hacer y grabar un cover de Black Sabbath (quizás un poco antes que los nipones The Flower Traveling Band??), y debo decir que no cualquier cover, porque se incluye un intro con campanas similares a las originales, pero le superponen sonidos de guerra con explosiones, caos y muerte, recordemos que esta canción fue un himno abrazado por las juventudes de la época que rechazaban la guerra de Vietnam. En esta reinterpretación de este clásico, los sudáfricanos despojan de su sofisticación original rearmando una bomba de garaje gracias a la guitarra de Stephen Gilroy que lanza ráfagas de fuzz, el bajo gruñe y la voz de Andy Ionnides (cuya voz compran con la de Ozzy o Guillan) suena como un predicador poseído por un demonio africano. Hay que agregar, que Time to Suck fue prohibido en la South African Broadcasting Corporation (SABC), una gigante cadena estatal, y muchas emisoras de radio lo rechazaron por lo supuestamente pecaminoso y nocivo que era la música rock para juventud, ya saben, el mismo cuento de siempre.



Hay que decir que entre los covers se cuela finalmente The Whip, su único tema propio, y quizás el más revelador: un torbellino de riffs movidos y ritmos primitivos que anticipa la crudeza (si me lo permiten) del mismo punk y del stoner metal. En ese mismo orden de ideas, la producción, casi demo, refuerza el caos y convierte el ruido en identidad sónica manifestada con un propósito claro: propinar un gancho de derecha directo a la mandíbula del Apartheid. Aunque la letra de The Whip, el único tema original, no trae referencias explícitamente políticas, la actitud rebelde y su comportamiento salvaje en el escenario, que iba desde destrozar los equipos e instrumentos hasta usar lenguaje grosero, los pusieron en conflicto con el régimen conservador y racialmente segregado del apartheid y la prohibición de tocar en muchas ciudades sudafricanas.

Para terminar, y mientras preparaba esta reseña, leí que Variety en 2013 hizo el review del documental Punk in Africa, que señala que la "insolencia anarquista" de Suck, sentó un precedente para las bandas de punk multirraciales posteriores que criticaron abiertamente al gobierno. Y es que esta desconocida y subterránea banda sudáfricana necesitó solo  35 minutos para lograr lo que muchos tardaron años: canalizar la furia, el deseo y la oscuridad en un sonido que todavía hoy suena más que peligroso. 


Charlie's Score:




No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...